domingo, 22 de agosto de 2010

Beijing, China

La capital china, o mejor dicho, la parte norte, es más occidental de lo que muchos querrían. Muchas guías y sitios especializados se quejan y advierten que hay que venir pronto, antes de que todo se modernice y no quede nada de aquella ciudad antigua. Por un lado me da gusto verla tan moderna; hay personas a las que les gusta ver que los demás son diferentes o tienen menos porque les parecen "exóticos". No es mi caso.

Me dio mucho gusto ver estaciones del metro del nivel de las de Toulouse (uno de los metros más bonitos que conozco) y muchísimas personas con teléfonos de vanguardia. La gama de coches no le envidia nada a Europa.
La primera de las imágenes que quiero compartir esta vez es la de McDonald's. Quizás no sea ya una gran novedad, pero no deja de ser curioso.

Para darse una idea de lo que esto significa, leí que hace apenas 20 años era rarísimo ver en Beijing a un extranjero y que la gente los veía con suma extrañeza. Hoy, McDonalds, KFC y Ermenegildo no se qué (no sé el apellido) están presentes con los extranjeros que ello conlleva.

Como era de esperarse, no comí en McDonalds, sino en el lugar más chino que pude. En realidad no era un lugar tradicional. Hice lo mejor que pude y, para ser la primera vez, no estuvo mal. Se parecía a cualquier zona de comida en un centro comercial de la ciudad de México. Lo que me ayudaba es que tenían esos platos con comida de plástico de muestra, con lo que escoger se hace muy fácil y evita la necesidad de hablar. Este pequeño plato que comí, una combinación de hongos, cerdo y arroz (entre otras cosas), me costó 18 yuanes (menos de 2 euros).


Por supuesto, dado que estoy hospedado en el norte de la ciudad, debía ir al estadio olímpico. En realidad no tengo mucho que decir sobre él. Bonito es, pero nada como para quedarse con la boca abierta. Aquí cómo se ve desde la zona de hoteles (no donde está el mío, sino la zona de hoteles caros).
¡Pero ya era demasiada modernidad! Beijing es famoso por sus templos, procedentes de dinastías que tuvieron su apogeo hace más de 500 años, así que decidí ir a visitar alguno. La dinastía Ming (siglo XV) nos dejó uno de los más conocidos, uno de los símbolos de la ciudad: Tian Tan (que traducenn como "Templo del Cielo"). Aquí una primera mirada:




En realidad Tian Tan no es sólo un edificio, sino todo un conjunto de jardines, templos y edificios imperiales. En los templos hay tres puertas; por una entraba el emperador, por otra los funcionarios y por la central los dioses. Tian Tan es tan importante que en él se encuentra el mismísimo centro del mundo: el "altar circular". Este gordito está muy feliz por estar en ese centro:

Del otro extremo del complejo, a casi un kilómetro de distancia, se encuentra, ahora sí, el Templo del Cielo, lugar sagrado en el que solía rezar el emperador. El color azul y la forma circular simbolizan el cielo y el rojo es el color imperial.


Este edificio de más de 500 años está hecho completamente de madera y no tiene un sólo clavo, una joya arquitectónica.

Hasta ahora Beijing (o Pekín, aún no investigo cómo se llama realmente en chino) ha resultado un lugar fascinante en el que conviven los extremos: modernidad con tradición. Rascacielos con luces de neón y edificios milenarios de madera. Veremos qué más me depara.

¡Lo olvidaba! Intenté entrar a Tiananmen, pero aparentemente lo hice demasiado tarde (7:00 pm). Ya me extrañaba que no hubiera acceso a la plaza desde la calle, sino sólo a través de unos túneles. Esta es la única foto que logré sacar de ahí:

Muy respetuoso un guardia me invitó a retirarme (no fue tan respetuoso con unos chinos que estaban junto a mí, a los que echó de una manera un tanto agresiva). Para escribir esto he tenido que hacer un pequeño truco. No puedo acceder a esta página desde aquí, así como a muchas otras.